Muchos llamados gurús financieros, escritores y grandes corporaciones usan el término libertad financiera.
Cabe preguntarse si en verdad es algo alcanzable cuando una persona dedica toda su vida a amontonar dinero.
El dinero no es malo en sí, el amor al dinero lo es. Aquí les dejo unos versículos bíblicos para poner las cosas en perspectiva.
Dentro de tantos versos es difícil elegir, pero veremos algunos relacionados con el tema de las finanzas de vez en cuando.
Libertad Financiera: Consejo a los Que ya Tienen Dinero
1-Timoteo 6: 17-19 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia de que gocemos:18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, que con facilidad comuniquen; 19 Atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano a la vida eterna.
Este consejo se lo da Pablo a los ricos, pero los que no los somos debemos tenerlo aún más presente.
¿Por qué poner nuestra esperanza en la libertad financiera, en la incertidumbre de un trabajo? Puedes tenerlo mañana o no.
Igual una cuenta bancaria, o cualquier otra cosa que podría ser robado, destruido, heredado. Nadie sabe cuanto tiempo viviremos.
En vez de eso debería uno poner las esperanzas en el Dios vivo?
Aquel que no falla y quien suple todas nuestras necesidades. Él es todo poderoso y nos ha prometido que nos ha dado ya todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
Entonces nuestra seguridad debe estar en experimentar la presencia de Dios en nuestras vidas y no en un grueso fajo de billetes.
Marcos 10:17-3117Y saliendo él para ir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida eterna?18Y Jesús le dijo: ¿Por qué me dices bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. 19Los mandamientos sabes: No adulteres: No mates: No hurtes: No digas falso testimonio: No defraudes: Honra a tu padre y a tu madre. 20El entonces respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto he guardado desde mi mocedad. 21Entonces Jesús mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. 22Mas él, entristecido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
En esta tremenda historia vemos al joven rico haciendo la pregunta equivocada:
¿Qué haré para poseer la vida eterna?
Parecería que acostumbrado quizá a sus negocios y riqueza, este joven creía que podía “hacer” algo para ganarse el cielo tal como probablemente lo hacia con la contabilidad de sus negocios.
Jesús, quien le amó, le da una lección que nunca olvidaría.
Aquel joven había cumplido con los mandamientos que trataban de su relación con los demás, pero la cosa que le faltaba era precisamente la más importante:
Su relación con Dios.
Muchas veces el dinero o el perseguir las riquezas pueden distraernos de nuestra relación con Dios, quien debe ser lo más importante en la vida de un creyente.
El verdadero problema con el dinero
No cabe duda de que muchos grandes hombres de Dios eran y son ricos.
También, casi todo creyente que sigue todo el consejo de Dios tiende a prosperar en todos los aspectos de su vida.
Sin embargo, esto no es una regla para todo creyente ya que todo va a depender del plan de Dios para nuestras vidas y la expansión del reino de Dios.
Dios no tiene problemas en que alcancemos libertad financiera, tengamos riquezas, o como le llamemos, sino en que las riquezas nos tengan a nosotros.